Olvidarnos de nosotros mismos,
¿ no es eso a lo que nos invita el Padre?.
Llega la Navidad, esto es
lo que celebramos: El Amor de Dios hecho carne en un
niño. Un Amor que sale en busca del otro. Recordamos
cómo Dios se desprende de su Hijo, porque nos quiere.
Ve al hombre extraviado y decide enviar a su Hijo para iluminar
nuestra ceguera.
Esta capacidad de olvidarse
de sí mismo nos lo muestra como camino para ser felices,
no hay otro. Esto no implica que sea fácil pero sí
llevadero con la alegría de sentirse siempre acompañados
por Dios, por nuestro Padre.
En palabras del Papa Francisco
en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium:
"10. (...) La vida
se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento
y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida
son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan
en la misión de comunicar vida a los demás (...).
23. (...) La alegría del
Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie.
Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén:
No temáis, porque os
traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el
pueblo (Lc 2, 10)."
Con esta alegría por
sentirnos amados no nos quedemos indiferentes, la
realidad nos interpela a diario,aquí y en otros contextos
más alejados, no los ignoremos.
Dios no lo hace, Jesús
es su gran regalo.
Reflexionemos.Oramos
Todo comenzó por Amor
y todo terminará con Amor. Cuando al final nos mostremos
ante Él desnudos y desvalidos ,escucharemos: "Venid
conmigo, benditos de mi padre(...)Porque tuve hambre, y
me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fuí
huésped, y me recogisteis; desnudo, y me cubristeis; enfermo,
y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis á mí
"(Mt 25,34-36).
Feliz Navidad
SMA |